viernes, 19 de mayo de 2017

No Prólogo

Estimados/as:
Les comparto algunos fragmentos del No Prólogo de "Pubertadolescencia. Elección sexual" como anticipo del contenido del libro que presentaré el lunes 29 de mayo a las 19.00hs. en la Sala David Viñas del Museo del Libro y de la Lengua.

Desde ya les agradezco los comentarios, que son bienvenidos, y espero contar con ustedes en el evento.

Cariños,
Adelfa Jozami

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No Prólogo

A partir de Freud sabemos que la negación no implica la contradicción. No es esto lo contrario a un prólogo: negar es índice de algo, lo señala. ¿Qué señalo en éste caso? Que no hay un antes ni un después del logo; para el humano parlante todo comienza allí e intenta hacer con lo que se le escapa de ese campo que lo ordena.

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No tiene una mirada neutral: mi formación ha corrido por el cauce abierto por Freud y Lacan; esa es mi perspectiva.

El sujeto que abordo es el sujeto lacaniano. Ese sujeto, al ser lo que “un significante representa para otro significante”, no sabe lo que lo causa, y su cuerpo pulsional se ve afectado desde el inicio por el orden simbólico. Razón por la cual, durante un tiempo largo, el psicoanálisis lacaniano no se detuvo en la encrucijada de la pubertad: el sujeto con el que trabajábamos, barrado por el significante, debe ser el mismo a toda edad…

Pero ese malentendido deja de lado la cuarta dimensión: el tiempo. La temporalidad del sujeto, regida por el significante, construye las significaciones de su historia como nos enseñó Freud: “nachtraglich”, a posteriori. Luego de una segunda vuelta respecto a la marca que lo singulariza, el sujeto se efectúa. Por lo que, lógicamente, no es lo mismo escuchar a un niño, “perverso polimorfo” como los nombraba Freud, indicando que no había un objeto adecuado a sus goces, cuyos goces no lo definen de un sexo u otro; a un púber, cuyo cuerpo en crecimiento y movimiento rompe con los montajes que lo sostenían y simultáneamente debe optar por uno u otro lugar en el lenguaje, él-ella. O un adulto, cuyo discurso se ha estabilizado en un tipo de neurosis, o psicosis, en el que su deseo se encuentra ya atrapado en la Demanda del Otro o en el goce del Otro, según el caso..

Verán que uso los términos adolescente y púber indistintamente. Ocurre que nos encontramos optando por dos nominaciones que eluden lo singular. Púber designa a quien atraviesa un período marcado por lo biológico y es el nombre por el que optó Freud en tres ensayos para una teoría sexual al escribir la metamorfosis de la pubertad; adolescencia es el nombre que le ha dado fundamentalmente la psicología. Lo que Mauricio Knobel llamó “el síndrome normal de la adolescencia”, una serie de síntomas que se ubican en ésta época, entre los 11 y los 16 años, y luego pasan, sin que signifiquen una patología. Utilizar el término adolescente o púber, nos orienta hacia un lugar que, si bien es equívoco, se puede ir torciendo con el recorrido que haremos. Como en el chiste, por ejemplo, cuando una palabra se usa de otro modo.

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Supongo que este libro es, en definitiva, una de las formas resultantes del dejarme empujar, ser absorbida por ese enigma que insiste en convocarme: la pregunta por el lugar de la pubertad en la construcción de la realidad y la sexualidad, el fantasma de un sujeto, en esa segunda vuelta.

Para desplegar el recorrido de esta insistencia, y las diversas formas que encontré para enfrentarla, de una manera legible, es decir, que apunte a cierta transmisión posible, fui construyendo un camino que no busca presentar un saber en progreso, con complejidades crecientes. Más bien se trata de instantes, respuestas a las preguntas que sostienen nuestra clínica.
El recorrido irá mostrando cómo llegamos a la idea: que es en la pubertad donde ubico la segunda vuelta en la construcción del fantasma, lo que sostiene el deseo hacia el objeto que a su vez define la elección sexual.
Parto de la posición del analista porque es desde ese lugar que han sido formuladas mis preguntas y algunas respuestas, además de acentuar el lugar de la abstinencia en nuestro trabajo. Luego abordo al sujeto del psicoanálisis, sujeto barrado, dividido de lo que lo causa por el significante, lo que va mostrándonos que la sexualidad del humano parlante no tiene nada de natural y a su vez la difícil adecuación entre el sujeto y el cuerpo, el deseo y los goces, lógica del significante y lo que se le escapa, articulación imposible, sostenida por el fantasma, realidad espacio temporal que el sujeto y sus vicisitudes, habita.
A partir de la introducción del nudo borromeo RSI, abordaré algunos desencadenamientos propios de esta época de pasaje, sus salidas, “resoluciones”.
Desplegaré la idea de causa para entender los impasses en la pubertad, en la que el desgano puede imperar, y la conquista de un nuevo sentido, luego de su carencia.


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