miércoles, 1 de noviembre de 2017

Transexualismo. Deseo - Goce.

Comparto con ustedes el Trabajo que presenté en la Reunión Lacanoamericana de Río de Janeiro 2017 que para mi agrado tuvo muy buenas e interesantes repercusiones. Me gustaría recibir sus comentarios.

Cariños,
Adelfa Jozami

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Transexualismo

Trasvestismo, Cysexual femenino, Cysexual masculina, Gay, homosexual, Bisexual, Heteroflexible……Identidades de goce buscando nominación.

De la identidad se goza. Goce de lo UNO que elude la castración.

Qué del deseo y del goce en el proceso de sexuación.

A vuelo de pájaro. El carácter barrado, dividido del sujeto y lo inasible de su objeto le impide ser hombre/ ser mujer. No hay esa certeza, eso angustia.

Una analizante, dije una, cuyo objeto lo localiza en otras, con lo que goza, se angustia cuando advierte que la otra se acerca a ella como lesbiana, no le atraen las lesbianas, sí las que desean un hombre y su aspecto (el de ella) es muy femenino….fálicamente, poderosamente femenino.

El transexualismo toma la forma de manifestación de la sexualidad (síntoma del malestar en la cultura que se expresa en lo sexual) a partir de la segunda mitad del siglo pasado (XX). Cuando el cuerpo y sus goces encuentra cómo articularse con la ley y el avance científico tecnológico, da lugar a un nuevo síntoma. Síntoma es para el psicoanálisis lo que nos permite leer algo que hasta el momento estaba “fuera” de discurso. No es como en medicina lo que hay que erradicar, es lo que hay que leer. Para que se produzca este nuevo anudamiento algo fue desanudado, probablemente la trama que la moral de sostén de las religiones proporcionaba.

Se vió que ser hombre/ ser mujer no es natural, ni siquiera necesario. Pero ¿será arbitrario?

Hay uno y otro y corresponde encolumnarse, de lo contrario no habrá lugar en el discurso, habrá vértigo, desorientación. Si soy uno me oriento hacia el otro. Sostengo esta orientación, deseo, con una estructura gramatical, fantasma, y ese otro se convierte en metáfora del goce perdido.

El fantasma puede tener múltiples variaciones, es como caballero que una joven se acerca a otra joven. Es como mujer que un joven se acerca a otro, o es como macho que otro lo hace, un hombre heterosexual le decía a su pareja en una pelea, cuando te conocí eras un minón, ahora una psic., feminista, como todas… y el deseo no se le sostenía. El fantasma sostiene el deseo para dar la apariencia de que la relación sexual, entre sexos, es posible, pero el partenaire, para que eso se sostenga y no se desvanezca, es síntoma, anuda lo imposible.

Podríamos decir que la primacía aquí es del deseo.

¿LIBERTAD DE ELEGIR?

Podríamos decir que estamos en la época del dessujetamiento. Vislumbramos lo que nos sujeta. Pero ¿podemos pasar de la “servidumbre voluntaria” a la autonomía? Si el sujeto es lo que un significante representa para otro significante, y es la propuesta más novedosa respecto al sujeto, liberarse del Otro sería estar fuera del discurso.

Que el objeto a sea a sexuado por escapar a la lógica significante no significa que para gozar haya que estar fuera de esa lógica, salvo por instantes.

Esto se vincula con dos cuestiones que me gustaría debatir. Una aparenta ser mas teórica pero con fuertes consecuencias clínicas y la otra, mas clínica con consecuencias en la concepción de sujeto y sexualidad.

1- Propuesta de un analista: “Sobre las bases de una nueva noción ‘el inconsciente es la cara real de aquello en lo que se está enredado’ se abre una nueva ética ya no ligada al deseo, sino a saber hacer ahí, con el goce opaco, no atrapado por los discursos”.

2- ¿Qué se le está ofreciendo a quien acude a un profesional porque no puede soportar su sexo biológico? Me refiero a la libertad de elegir la identidad sexual que supuestamente se acomoda mas a esa persona, otorgándoles tratamientos hormonales, cirugías, en el plano del cuerpo y un nuevo nombre inscripto en un nuevo documento y en su partida de nacimiento.

He tenido ocasión, por trabajar en un grupo que investiga estas temáticas a raíz de las nuevas demandas que produjo en nuestro país la nueva ley de identidad de género, de advertir, en los testimonios clínicos que traían los profesionales que trabajan en Hospitales donde se recibe esta demanda, que en casi todas las consultas el padecimiento estaba ligado a la faz identitaria, no a su objeto de goce sexual. Respecto a la identidad el cambio demandado/ ofrecido tiene los dos momentos mencionados: Documento. Intervención sobre el cuerpo. Como la premisa que sostiene las decisiones es: “Identidad autopercibida” es que planteaba que hay allí una concepción de sujeto pre freudolacaniana, donde la percepción no sería engañosa y la identidad sería posible.

Freud plantea tres modos de identificación:

1 - Al padre muerto. In corporación de lo simbólico que ahueca al cuerpo haciéndolo sensible al decir. Previo a toda elección de objeto.

2 - Al rasgo unario. Lo unario del rasgo es la marca de la diferencia con “lo otro” A diferencia de la lógica que propone el género, donde se reúnen por rasgos iguales, por ej. Los mamíferos no son los vertebrados que tienen mamas sino que lo son porque hay vertebrados que no las tienen. El rasgo implica a la falta.

3 - En Freud es la identificación al deseo de otro. Lacan ubica al significante como corte en banda de Moebius, entre el sujeto y el Otro, siendo el sujeto mismo el corte y a su vez borde del objeto, resto de esta operación, causa de deseo, por lo que constituye la identificación en la que el sujeto se constituye como deseo. Cuando hay sujeto hay deseo.

Hablamos de identificación, no de identidad.

Estando el sujeto marcado por el significante, a ya no es a. Esta identidad es imposible para el sujeto hablante. La división que el sujeto sufre porque habla, la “subsana” mediante una operación que llamamos “fantasma”, donde opera sobre lo real mediante lo imaginario y lo simbólico. Con esto construye una especie de ser que le permite tener una vida con sentido, un mundo. Si bien esto hace la vida habitable, es engañoso, alienante. Los instantes de libertad, de existencia, creatividad, para el sujeto están en sus equívocos, cuando se sale del libreto, pero como no se puede estar errando todo el tiempo el sujeto ancla en una supuesta identidad, sexual. Con esto digo que las innumerables nominaciones que se están proponiendo como identidades, no hacen más libres en términos subjetivos. Tal vez el horizonte sea el último borde identitario que es el nombre propio, el que queda en la lápida.

Hay dos con sus variaciones de goce que hoy se intenta identificar. En ese camino de hacerse igual a su goce consigue una identidad, gozo de esto por tanto soy….., allí el sujeto queda atrapado en un soy.

Otra cuestión ligada a la identidad es el cuestionamiento al supuesto binarismo: hombre - mujer. No hace falta romper la binaridad propia de lo simbólico ya que implica una terceridad. El transexual, en el mejor de los casos, decide situarse en otro lugar del que su anatomía (y las expectativas de género concomitantes) le indica, del otro lado, uno y otro. Son dos, pero no dos términos complementarios, enfrentados, sino uno y otro siempre en relación a una terceridad, el falo, significante de la diferencia de los sexos.

Si lo que está en juego es la ruptura con los paradigmas de la dominación, que se extiende en las organizaciones sociales a la familia o la pareja sexual, debemos preguntarnos si la diferencia en los sexos implica de por sí una dominación.

Por ahora diría: Hay dos sexos: Uno y otro. Que haya dos no supone dominación vertical, ni igualdad horizontal, justamente para que haya dos, uno tiene que portar la marca de la diferencia. Si tenemos por ejemplo a dos gemelos, hay uno que lleva un lunar y es con eso que se los diferencia. No lo hace dominante por eso.

Otra formulación que aparece es la del nuevo nacimiento. Esto, ya en los griegos, en el culto a la Diosa Cibeles el sacrificio de la castración simbolizaba un nuevo nacimiento, nacer con otro cuerpo y otro nombre. Esto incluye la cuestión del nombre, que liga a cada uno en una cadena generacional, a un linaje. ¿Habría una demanda de ruptura en ese sentido?

El DNI inscribe a un ser vivo en el orden simbólico, como perteneciente a una sociedad, en una línea temporal y en un linaje.

En un tiempo, la primacía del significante hacía que las identificaciones a prototipos de época llevaran a ir construyendo una supuesta identidad, a la que se intentaba acomodar un goce (por ejemplo, un hombre masculino, un hombre un poquito afeminado, una mujer un poquito machona, etc.), que incluso podía quedar oculto. Un hombre se identificaba como hombre y por ahí gozaba de maneras que no correspondían a esa identidad, su goce podía ser visible u oculto. Me parece que hay una inversión, en estos tiempos, la primacía del goce fuerza una identidad en la que el sujeto se hace igual a su goce. Buscar en el goce el núcleo de la identidad, verse impulsado a recibir del Otro el nombre de su goce (porque también hay un pedido de ser nominados, en este momento hay 50 nominaciones), es intentar encontrarle su lógica. A mí gusto, es como tratar de encontrarle la lógica al goce. El goce escapa a toda lógica, es innombrable.