miércoles, 19 de enero de 2022

Interrogantes acerca de la pubertad hoy 3° texto

 

La nominación

Como decía en el texto anterior, a diferencia de otros animales, para los cuales el “saber” acerca de lo que hacer en la sexualidad (como animales somos sexuados por el modo biológico en que nos reproducimos) reside en el instinto, el hablante, que “padece” una pérdida en el origen, busca ese saber en el Otro. Así las cosas, ser nombrado por el Otro es necesario.

El sujeto se identifica a ese significante con el que es nombrado. Podemos convenir que el nombre propio (lingüistas, lógicos, filósofos lo han debatido mucho) responde a la pregunta ¿quién soy?, la que un hablante no puede responder de otra manera. Encontramos el UNO en ese significante, que al ser otorgado incluye al sujeto en un linaje y le permite hacer lazos sociales. Cumple la función de representar al sujeto ante otros.

Si bien la nominación incluye al nombrar, hay diferencias. La nominación opera sobre la estructura (nodal), es producto de un acontecimiento, momento en que la repetición significante consigue, por ejemplo a través de un equívoco, producir ese significante nuevo que nombra lo perdido. Este corte produce un cambio en la posición subjetiva. Se podría decir que esta nominación escribe lo imposible. No hay una solución a priori, es escrita. 

Ahora se abren otros mundos posibles. Leibnitz fue el primero que habló de los mundos posibles, decía: “Vivimos en el mejor de los mundos posibles”. Fíjense que decimos que es imposible ser uno para el ser hablante, por lo que es necesario el nombre propio para hacerse uno frente a otros y acceder a mundos posibles.

Por otro lado Noah Yuval Harari nos recuerda que el sujeto utiliza una parte ínfima de sus mundos posibles: “un <horizonte de posibilidades> significa todo el espectro de creencias, práctica y experiencia que una sociedad concreta tiene abierto ante sí, dadas sus limitaciones ecológicas, tecnológicas y culturales. Por lo general, cada sociedad y cada individuo exploran solo una minúscula fracción de su horizonte de posibilidades.”

La nominación que escribe la pérdida, lo imposible, abre el horizonte de mundos posibles.

Siempre me impactó la última escena de la obra de teatro “El despertar de primavera”, la que Wedekind, contemporáneo de Freud y autor, nombró: “El despertar de primavera. Una tragedia de niños”. Fíjense que lo que queda “afuera” del título dice mucho: se trata de un pasaje de niño a adolescente, donde reside una pérdida, tragedia, duelo que hay que elaborar. En esa última escena, Melchor, el protagonista, se escapa del reformatorio en el que lo habían recluído por haber embarazado a Wendla, la que muere al intentar abortar llevada por su madre, y también porque encuentran en el bolsillo de Mauricio, quién se había suicidado por sus fracasos escolares, unos dibujos hechos por Melchor de la anatomía femenina para explicar a su amigo el acto sexual. Cuando Melchor se escapa, se encuentra frente a dos caminos posibles. La opción que le plantea el fantasma de Mauricio, con el que se encuentra, indica que si sigue su mismo camino evitará la angustia; el enmascarado, en cambio, que Lacan ubicó como uno de los nombres del padre, le promete ampliar su horizonte, lo cual solo puede conseguir con las palabras. Frente al vacío del objeto, el Enmascarado ocupa su lugar, nombrando.

El tema del horizonte es fundamental. El horizonte es una línea imaginaria que se recorta según la posición del sujeto y su contexto. El horizonte en le niñe está tramado por el lugar que ocupó en el deseo de los padres. En la pubertad, acuciado por las preguntas que su cuerpo le hace y que su horizonte actual no responde, abre su búsqueda de saber, de nombres que lo orienten. 

El sujeto es nombrado por el Otro con su nombre propio, luego también como niño o niña. Ambos nombres provienen del Otro. El sujeto por hablar está alienado al lenguaje que viene del Otro. La nominación, producto de un acto, no de una designación de otro, es lo mas propio que tiene el sujeto.

La crisis cultural que provoca la desintegración de otro consolidado, la caída de las creencias, conmovió y puso en cuestión las nominaciones establecidas: hombre/ mujer. Primero fue nombrar la homosexualidad masculina, gay; la femenina, lesbiana; y la transexualidad, hasta que en tiempos recientes estalló en infinidad de nombres. Mundos posibles? Cómo impacta e impactará esto los lazos? Y la sexualidad? Y el deseo?

Continuará