lunes, 6 de diciembre de 2021

Fragmentos del seminario sobre el duelo 3°


Esta vez trabajamos el Barroco del siglo XVII y su relación con el vacío y la verdad. Es un tema que toma mucho Lacan para pensar el vacío y lo que se hace para manifestarlo. Si bien en el teatro barroco de lo que se trata es de mostrar la tragedia humana en la Tierra, sosteniendo que hay otro espacio posible en el cual operaría la salvación, es el punto inicial para mostrar el vacío de la existencia. 

    Un filósofo del arte muy importante del siglo XX, Walter Benjamin, trabajó  lo que se denomina Trauerspiel,  el teatro barroco alemán. Trauer significa ‘tristeza’, luto, duelo’, y Spiel es ‘escena teatral, juego’; de algún modo, sería como subir el luto a escena. Lo que Benjamin transmite es que para saber la verdad de la tragedia humana hay que dejarla hablar. Es algo a lo que hay que encontrarle la lógica, la ley de su forma, y esa lógica se encuentra cuando uno la manifiesta, cuando uno la dice; o sea que en el decir se encuentra la lógica de la verdad. 

          Lacan plantea que la verdad es la dit-maison, la mansión del dicho. Cuando uno habla en el análisis, se encuentra con su verdad, eso es la dit-maison; entonces a partir de la caída del significado, a través de un fallido, a través de un señalamiento del analista,  se ve el sinsentido de lo que está haciendo, diciendo, o la escena que está montando, ahí aparece el vacío en el que se puede decir. 

    Es muy interesante cómo lo plantea él: plantea el Trauerspiel como una idea, y que las ideas, para que se sepa cuál es su verdad, hay que decirlas, manifestarlas. En ese sentido, el Trauerspiel es una manera de decir la tragedia humana…


…Hay una diferencia entre la tragedia griega, que se refiere a los mitos, y la tragedia del barroco. (La tragedia barroca no es solo alemana, ese movimiento del teatro se desarrolló mucho en España, por ejemplo Calderón de la Barca, solo que los españoles le agregaban un poquito más de comicidad, no era tan trágico como el teatro alemán). 

Respecto a lo que decíamos de la tragedia humana,  para la tragedia de la existencia humana que se manifestaba a través de la escena en el teatro del alto barroco, la alegoría es la forma de expresión. Recuerden la idea de la alegoría, la vamos a trabajar respecto a las construcciones en el análisis de un melancólico. 

En el caso de la tragedia barroca, no se trata solo de pérdida, sino que el luto indica consciencia de la pérdida. Eso es importante porque el sentimiento de luto, o la disposición anímica, como plantean algunos, del luto ya implica un trabajo sobre la pérdida. Esto también nos vuelve a lo ya visto: en el duelo, el luto es la consciencia del vacío del mundo, pero en la melancolía no está eso. Incluso a veces el melancólico es obsceno con su dolor, no es que guarda luto. Mantengamos el duelo como operación y el luto como la manifestación anímica, por ejemplo no ir a fiestas, no escuchar radio fuerte, no ponerse colores fuertes, el satisfacerse con ese vacío como parte del duelo. Mientras que el melancólico, al no poder desprenderse del objeto y, como dice Freud, al caer la sombra del objeto sobre el yo, ese luto no existe. (No es que está de luto, está vacío). Incluso los autorreproches, etc., hablan de ese vacío.

Ahí, en vez de diferenciar al psicoanalista del psiquiatra, voy a diferenciar al psicoanalista del filósofo. Todo esto que estamos diciendo lo trabajó un filósofo del arte, que se interesa por la verdad de la tragedia humana y busca cómo expresarla, como el dramaturgo, que busca expresarla a través del teatro, por ejemplo. El analista también se interesa por la tragedia humana y por cómo se expresa, pero busca incidir sobre esa falla que hay en el nudo, a partir de su capacidad de incidencia: la transferencia, que le da ese lugar en la estructura que le permite el acto analítico… 

 

         …Lo que les decía del Barroco no solo está ligado al lugar que tiene para Lacan, sino en general para el pensamiento, en cuanto a que, de algún modo, el Barroco es una especie de estética del vacío; así como diferenciamos la estética que proporcionaba la geometría euclidiana y la topología o geometría proyectiva, que nos permitía pensar de manera diferente muchos conceptos que usamos (como el adentro y el afuera, el corte, los efectos de un corte). Así lo trabajó Lacan …el hombre por ser hablante padece ese vacío, en la medida en que la cosa se pierde como tal y el significado de esa cosa no está unido a la palabra que lo significa, o sea que hay un vacío por el hecho mismo de ser hablante. Lo que hace el ser hablante con ese vacío es una trama…


         …​Tenemos, por un lado, que el humano va tejiendo toda una trama para sostenerse en ese vacío. El melancólico, que también es humano parlante y también inicia tejiendo su trama, en un momento de su devenir algo no continúa por los caminos que sigue cualquier neurótico. Soy consciente de que digo melancólico, que le estoy dando un ser. No se trata solo de que tiene una visión melancólica de la vida: el que se satisface con el vacío en ese momento, nosotros lo podemos ubicar como melancólico. Hay una búsqueda de ser, en el sentido de la unidad del ser, a diferencia del neurótico, que está escindido por el significante y se identifica al rasgo. Ahí podemos decir que el sujeto está melancólico, pero, en ese momento, él es. Es un estado del ser, pero, en ese momento, es: se identifica a ese vacío porque hace uno con esa pérdida original, reproducida por otra pérdida…