domingo, 6 de noviembre de 2022

Horizontes

Les comparto el link del artículo que escribí y fue publicado el jueves 3/11 en Página 12. 

https://www.pagina12.com.ar/494330-horizontes


Entendemos que la posibilidad de tener un horizonte es lo que nos diferencia de los animales. Y, quizás, una frase inspiradora sea suficiente para ampliar el propio (y el de algunos otros).

Hace unos días leí una frase de Sandra Russo en Página 12, que inspiró lo que sigue. La frase es: “No hay horizonte en el odio fascista actual […] sino apenas una evacuación de frustraciones”.

Simultáneamente, estaba leyendo una novela de Henning Mankell, que reedita 25 años después (según dice, su primera novela “en serio”). Dice en el prefacio: “Era una época de gran alegría, de una energía enorme. Todo era aún posible. Nada estaba aún perdido ni decidido”. Luego, enumera los cambios que fueron ocurriendo: “… pero los pobres y los desvalidos del mundo se han vuelto más pobres…”. Y plantea que Suecia, su país de origen, ha pasado de un intento decente de construir una sociedad a un saqueo social: una división cada vez más clara entre las personas necesarias y las sobrantes.

Se trata, entonces, de la inclusión. Sin inclusión no hay horizonte.

Que se “vean” los problemas principales por los que vamos errando como humanidad (quizás, al borde del abismo), no es lo mismo que esa humanidad, los que la encauzan, haga lo necesario para tomar otros caminos que renueven los horizontes. ¿Será porque quienes encauzan, es decir, gobiernan o tienen el poder económico, están “adentro” y temen poner en riesgo su propia inclusión (en otras palabras, sostener sus privilegios)?

Hay un signo que se puede leer significativamente en algunas culturas occidentales, que se diferencia de las orientales, que es el lugar del “viejo”. Me referiré a este concepto en relación con la memoria. En la mayoría de las culturas orientales, el viejo es el sabio (es decir, es el lugar donde se puede encontrar saber), es cuidado y valorado, está incluido. En las occidentales, salvo que haya acumulado mucho dinero (en cuyo caso “no importa la edad”), está dentro de los considerados “sobrantes”. Esto coincide con una de las formulaciones de Sandra Russo respecto de lo peligroso de los jóvenes sin memoria y sin interés por lo histórico que sostienen el odio fascista; lo que nosotros, en psicoanálisis, podemos identificar como repetición sin memoria.

Como psicoanalistas, vemos en la repetición un goce que no ha sido restado, es decir, que no se ha perdido, porque no hubo duelo. En la clínica analítica, tenemos el instrumento para hacer allí un corte, un corte que abre, para el neurótico, nuevos horizontes.

Sin duelo no hay porvenir.

En la estructura del discurso capitalista no hay duelo. No hay duelo porque no hay pérdida, solo acumulación y sobrante, que no es lo mismo.

Sin pérdida no hay duelo. Sin duelo no hay porvenir.

 

Posdata: Como suele ocurrirme, cuando escribía esto, leí un dato que se vincula con lo que venía pensando. El 17 de octubre de 1948, Evita inauguró una residencia para adultos mayores y escribió el “Decálogo de la ancianidad”. Este texto incluía, entre otras cosas, el derecho al goce y muchos otros derechos que, como tales, rompen con el asistencialismo.

 

ADELFA JOZAMI

 

(Pueden leer el texto de Sandra Russo que menciono en el siguiente enlace: https://www.pagina12.com.ar/482645-la-guerra-y-la-paz)