lunes, 8 de mayo de 2017

La función del amor y del dinero en la práctica psicoanalítica

Me interesa entrar en el debate que Luciano Lutereau ha abierto en un artículo publicado en Página12 el jueves pasado, que titularon "Mi analista me ama", aunque posiblemente él haya llamado “La función del dinero en psicoanálisis”.

Coincido en que el dinero cumple una función que, si bien se inscribe en un contexto de economía capitalista, intenta mostrar al psicoanálisis como una práctica sin valor….. de cambio.

El analizante paga por hablar y le demanda al analista saber sobre su sufrimiento. Esta demanda es de amor, como toda demanda. Si el analista respondiera del mismo modo, no habría análisis. El autor propone la definición que da Lacan del amor: Dar lo que no se tiene a quien no lo es como el modo del lazo analítico. Este lazo, que constituye el amor de transferencia, que pone en cuestión el ser y el tener, es el terreno donde se desarrolla el análisis, pero es un obstáculo para que el análisis se realice, paradoja fundamental de esta práctica; es por esto que el analista interpreta propiciando un corte de éste campo.

Que el analizante paga con dinero, pues si no lo hiciera podría pagar con otra cosa es muy cierto, además (y por eso es incómodo para el analizante) es lo que le permite indicar que lo que allí ocurre no es una relación amorosa. Que la contrapartida sea que el analista da (lo que no se tiene) su tiempo, es al menos, cuestionable.  Puede ser que al autor le falte el tiempo, pero lo cierto es que a algunos ¡les sobra! Tampoco es algo que escapa a la acción significante ya que es mensurable, por lo que está concernido por la dialéctica del ser y el tener. Puede que el tiempo, singularmente, funcione como objeto a para quién lo suelta en el campo del Otro, pero esa singularidad no podría universalizarse como lo que implica el lazo entre analizante y analista. Por otra parte Lacan propone trabajar los pagos del analista en relación a su persona, su palabra y el juicio sobre su acción, lo que denominamos abstinencia.

Lo que empuja al analista a llevar adelante un análisis, en el que se presta a ser tomado como objeto para poder ejercer el corte, es el deseo del analista. Noción sumamente importante que entre otras cosas, permite la abstinencia del analista y hace posible establecer la mayor distancia, como nos enseña Lacan, entre el objeto causa de deseo y el ideal del yo (del analista) propiciado por el amor. 

4 comentarios:

  1. Hola Adelfa,
    Según mi lectura en esta conclusión en que Luciano supone que: "Dar tiempo es dar lo que no se tiene.Siempre falta el tiempo..."

    Se le filtra "su" relación al tiempo y desde ahí intenta insertar "un universal"...(hay mucha personas que les "sobra" el tiempo y se quejas de ese síntoma).

    Igual que en su su-posición que:"..Cuando un paciente me dice “con todo lo que te debo” es un verdadero problema. Ahí el análisis está sosteniendo una transferencia materna. ¿Quién sino la madre dice “con todo lo que hice por vos”.

    Es universal que en donde se instala "deuda" es hacia el padre(hacia la ley) y la culpa es hacia la madre ,es posible que la madre que a Luciano se le mezcla la demanda en si mismo de una madre ocupando lugar del padre al decir "la deuda es hacia la madre."

    Saludos.
    Ariel N.

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  2. Muy interesante tu comentario porque abre la dimensión de la deuda y la culpa en el análisis, claramente la transferencia materna sin interpretación (recibir el dinero falso sin decir nada) genera culpa.

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  3. Si bien el psicoanálisis es es una practica basada en la transferencia y eso ya es hablar de amor, si " mi analista me ama" no habría análisis posible.
    Por otra parte hay una frase capitalista que dice "time is money" sobre la que se podrá sostener todo el sistema de salud pero no el psicoanálisis.
    Para que algo pueda ser dicho se requiere de tiempo y paciencia.
    La falta de tiempo es un síntoma de esta época. Silvia Rosenblatt

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  4. "La falta de tiempo es un síntoma de esta época." Impecable. No es casual que este texto haya tenido repercusión en el campo de la psicoterapia.

    Comparto una nota que escribí a propósito de esta cuestión: https://www.facebook.com/notes/luis-fernando-langelotti/no-hay-amor-del-analista/1069317646788146/

    "¿tienen sentido afirmaciones tales como “el analista ofrece amor antes que nada (o esa “nada” que es el amor)”[7]? ¿Este ofrecimiento de amor, leído a la letra y más allá de la justificación teórica que quiera dársele, no tiene poderosas resonancias cristianas? Nuevamente, dice el mismo autor citado:
    “… cuando la demanda de servicio se transforma en demanda analítica, aparece una variable importantísima del análisis: el amor del analista. El “amor del analista” no quiere decir que el analista se haya enamorado de su paciente, claro está, sino que su respuesta lo situó en un lugar específico: el de aquel a quien traicionar sería una decepción…”[8]
    Pero esa dimensión de la “decepción” (y de la culpa), ¿no está ligada a lo que el psicoanálisis denomina Ideal del yo/ Superyó? Y, en ese sentido: ¿Puede reducirse a esto la función esencial del analista en la cura? Es ahí donde precisamente interviene el «deseo del analista» en toda su potencia subjetivante, porque será la función destinada a separar de ese I(A) el lugar del objeto que causa el deseo inconsciente del analizante. Pero esto sólo será posible a condición de no creerse un Dios todopoderoso que cura a través del amor."

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