miércoles, 29 de septiembre de 2021

Fragmentos del seminario sobre el duelo 1º


Quiero compartir con ustedes algunos fragmentos del último seminario que estoy dando, y que se acerca a su fin. Es sobre el duelo y la melancolía, y el recorrido que esto nos permite hacer en el psicoanálisis, sobre todo respecto de la constitución del sujeto, sus acontecimientos, su historia.

Es notorio que, cuando el empuje a transmitir persiste, los cauces que va tomando van variando según la época. Probablemente —aún no estoy en momentos conclusivos respecto del tema—, el lugar del maestro, las transferencias al saber y de dónde se lo espera, el análisis de cada uno y la madurez del propio psicoanálisis hagan que los modos de transmisión difieran; la pregunta que se hace Lacan y que Freud practicó es “Lo que el psicoanálisis nos enseña, cómo enseñarlo”, y ese es el cauce para mí. 

Como les decía, en esta oportunidad les compartiré algunos fragmentos de un seminario que estoy realizando junto a un grupo. Las preguntas por el duelo en la constitución del sujeto y por la melancolía surgieron de un seminario anterior sobre la angustia. En el trabajo que vamos realizando van apareciendo nuevas preguntas. Los fragmentos que compartiré forman parte de este segundo momento. 

Es importante recalcar que se trata de fragmentos, con puntos suspensivos antes y después; no tienen carácter conclusivo, forman parte de un desarrollo, pero subrayan hitos en un camino, preguntas y también algunas respuestas, respuestas que intento compartir como modo de establecer un intercambio, una forma de interlocución sostenida en lo que se dice, luego de haber atravesado muchos tiempos de formación.

Un analista que me ha enseñado mucho, aunque él no lo sepa, es Jacques Nassif. En una oportunidad, en una reunión de Convergencia, dijo que no éramos los analistas los que teníamos que defender el psicoanálisis, son los analizantes. O cada uno de nosotros en posición analizante. 

Dicho esto, comenzaré a compartir estos fragmentos esperando alguna interlocución.

Los siguientes forma parte del inicio del seminario. Lo llamo seminario porque el desarrollo va tomando rumbos a veces no previstos, donde los participantes con sus preguntas tienen un papel fundamental.



Primeros fragmentos 

Con respecto a cómo abordar el psicoanálisis y qué significa ese abordaje para mí, y supongo que para todos ustedes, creo que es importante volver a situar algo que me parece imprescindible. La formación en psicoanálisis está apoyada sobre tres pilares fundamentales. Un pilar fundamental es el propio análisis porque es por ahí por donde nosotros, como analizantes, accedemos, pasamos por esa experiencia de ese vacío de sentido, de esa nada de sentido alrededor de la cual gira todo discurso. Ahí tenemos la primera idea del vacío, y eso ocurre, como experiencia, en el análisis; no hay otra manera de poder armar ese concepto.

    Cuando digo concepto, lo digo como lo usa todo el mundo: es una representación mental para hablar sobre algo. Pero como, de algún modo, se podría considerar que un concepto es una unidad de significado —por ejemplo, una palabra es un concepto—, así está definido, y nosotros sabemos que no podemos expresar el significado total, Lacan plantea, en el seminario 11 de los Cuatro Conceptos, que es un paso al límite. Eso es importante porque ya nos dice algo de cómo pensamos la producción teórica psicoanalítica. No hay la posibilidad de tener un significado o una definición completa, siempre hay un paso al límite, un salto.

    ¿Se acuerdan de Aquiles y la tortuga? Si lo hacemos en un papel, en la lógica, Aquiles nunca alcanza a la tortuga. Lo que decimos es que este pedazo que siempre falta igual lo tenemos que salvar. No se me había ocurrido esa palabra en otros momentos, pero me parece que me salió porque vamos a hablar mucho de la salvación; también se le dice justificar, llenar ese vacío que hay, que es imposible de llenar totalmente, con un acto que significa un paso al límite. Me parece importante plantear eso de entrada.

    La supervisión para mí es importante también. No toda la vida, a lo mejor, porque después el supervisor ya funciona en cada uno: uno va a ir viendo en la práctica que cada vez lo hace más distanciadamente, y no es porque se cansó de supervisar, es porque realmente el lugar del supervisor está en el analista, puede tranquilamente trabajar desde esa escisión una vez hecho el pase a analista. Vieron que Lacan dice que el analista es al menos dos: el que analiza y el que, a su vez, teoriza sobre lo que hace, sobre su práctica. En ese sentido, puede incorporar ahí la función del supervisor. Pero en un momento de la práctica es imprescindible. 

    Nosotros tenemos un tema que es el fin de análisis. En teoría, no podríamos analizar hasta que tuviéramos el fin de análisis, porque es ahí donde uno pasa a analista, hace esta experiencia de la nada o del vacío de sentido, como que concluye esa experiencia al fin del análisis, con la caída del lugar del analista. Como eso no ocurre porque, en general, uno se sigue analizando mucho más tiempo de lo que sería el momento en que comienza a analizar, la supervisión ahí tiene todavía más valor, porque trabaja sobre la resistencia del analista. En algún momento vamos a desarrollar eso un poco más, aunque no esté tan ligado, en principio, a lo que vamos a desarrollar este año. Digamos que la realidad fantasmática del analista a veces hace de obstáculo a la escucha del analizante. Ahí viene el lugar del supervisor.

    Y, luego, la formación teórica. Estas tres cosas hacen una trama, como si dijéramos la red para tirarnos al vacío. La verdad es que, confrontarnos con un sujeto que está sufriendo, de algún modo es como tirarnos al vacío. En psicoanálisis no hay una técnica, hay una operación con la transferencia, uno va encontrando la manera de abordar a sus pacientes, pero lo cierto es que a veces hay un sufrimiento muy grande y una imposibilidad muy grande de hacer con la vida. Si uno no tuviera esta red de contención, se angustiaría todo el tiempo…


…Los hilos por donde vamos a tratar de entrarle al psicoanálisis son dos hilos bastante fundamentales. Por un lado, la concepción de la pérdida como constitutiva del sujeto, esa es una de las tramas fundamentales. Aparece en Freud como la pérdida originaria del objeto y aparece en Lacan como una pérdida fundante del sujeto. Por el otro lado, la concepción del duelo. Vamos a poner en relación estas dos cosas…

    …El duelo, como ustedes saben, es una operación, o un trabajo, como dice Freud, destinado a terminar… 

… hay una pérdida del objeto ligada a la separación de un objeto, como por ejemplo la pérdida de un ser querido, o una situación concreta, como un terremoto por ejemplo; y la pérdida por daño al objeto. Acá hago una diferencia que es interesante porque nos conecta con algo que hace muchísimo no trabajamos, pero creo que es muy importante, que es la propuesta de Melanie Klein respecto de la culpa y la depresión como lo que permite el pasaje de la disgregación del sujeto en el primer tiempo a la unificación en la etapa depresiva. Es algo dejado de lado, pero creo que nos va a venir muy bien hacer esta diferencia […] Déjenlo como propuesta: por un lado, la pérdida por separación del objeto, por ejemplo el destete, pérdida de un ser querido, todo lo pondría en esa línea; y pérdida con (no por) daño del objeto, ahí es donde aparece la cuestión de la culpa y la expiación.


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