jueves, 3 de diciembre de 2020

... Maradooo...


Como aprendí a entender por Lacan -Otro que da qué hablar-, el vacío es lo que empuja a hacer algo con el lenguaje. En lógica el verbo es el único término que no puede estar vacío, cuando el verbo falta se hace argumento. ¿Qué verbo deja vacío la ausencia de El Diego? Nos lo irá diciendo el mito que se construye. 

¿Quién es Maradona? ¿Un santo?, ¿un héroe trágico?, ¿un artista? ¿Un verbo? Es inconmensurable, no hay medida ni orden simbólico que lo contenga: se iba de los bordes. Hacía sentir cosas, a quienes lo veían jugar, que nunca habían sentido; inscribía en cada uno su nombre a esas sensaciones parecidas a la felicidad.

En un primer momento el vacío unió a casi todos, o mejor, a todos los que vieron en los otros el mismo dolor y lo pusieron arriba de todo. Si alguien hacía cálculos, quedaba afuera. Esa unión hacía pensar que ese vacío produciría cohesión, era la ilusión de la última jugada, todos unidos; simbolizado por una imagen conmovedora de un hincha de Boca y uno de River llorando abrazados. Es una utopía que sólo Maradona consiguió por un instante. Sin embargo, no creo que dure. Dios era él, los demás son humanos que querrán repartirse a Maradona.

Hay una parte mítica y al menos otra propia de la sociedad de consumo. En este caso, están entrelazadas. En esta secuencia, ayer escuché a muchos conmovidos porque Messi, luego de un gol, se sacó la camiseta del Barcelona y dejó a la vista la de Newell’s que usaba Diego; hoy leí que hay un conflicto entre Nike y Adidas por eso. En este caso, lo mítico y el “mercado” están entrelazados. Cada minuto del último tiempo de Maradona, contado por todos los testigos y los testigos de los testigos, vale; y a su vez construye el mito que favorecerá el duelo.

La elaboración del duelo, esa trama que Freud nos enseñó que se va construyendo para que el vacío que deja ese ser que nos ha dado felicidad, nos ha mirado, hablado con amor, no nos trague.

En un duelo individual se recorren durante un tiempo los últimos días, lo que dijo, cómo nos miró, tratamos de recordar su voz, qué habrá sentido, qué habrá pensado… ¿sabría que iba a morir? ¿Las piezas se podrían haber movido de otra manera y el resultado hubiera sido otro? ¿Le dije todo lo que le quería decir? Se recorre cada minuto de ese pasaje imposible de concebir que es el de la vida a la muerte. Tiene que decirse. Hacerse decir.

Ahora el duelo es colectivo. Los que no entendían por qué “tanto lío por Maradona” ven, en la reacción de la gente, su dolor, su poesía, algo que, si son sensibles, entienden.

Maradona entendía bastante el lugar que ocupaba y lo enojaba la mezquindad de los cercanos; él tenía que ser para todes.

Ahora el duelo es de una comunidad. Pero ¿cuál es el rasgo común que articula a esta comunidad? No es la Argentina, ya que repercutió en todo el mundo, no solo en las noticias sino en el cuerpo de muchos, pero no todos. Tal vez ya podemos registrar cuáles son algunos de los rasgos de esa comunidad: los artistas que crean mundos nuevos, los deportistas éticos, los solidarios, los fuera de serie… Llevará un tiempo saber en qué comunidad Diego dejó un vacío que hará una trama que la consolide.

La ilusión de que esa comunidad sea toda ya se va diluyendo, no solo por los reclamos del mercado, también hay quienes cuestionan el velorio de Diego. Como dice Byung- Chul Han, estamos en un tiempo de disincronía. Otros tiempos, unos querrían que el tiempo de despedida dure, otros lo forcluirían, como si no hubiera sido.

El tiempo del velorio era imprescindible, una especie de sincronización de los tiempos para “enterarnos” de su muerte. Hay quienes cuestionan ese evento poniéndolo en paralelo a las críticas que recibían las manifestaciones anticuarentena, un encuentro de anti todo, donde lo que prima es el odio y la falta de solidaridad. Hay quienes no corresponden a ninguna comunidad, solo a la de “Yo” y se agrupan. De todos modos, aunque rechacen este duelo, aunque haya goce frente a esta muerte, como en nuestra comunidad lo ha habido en otros tiempos con los desaparecidos, hay algo de lo humano que está implicado en este duelo.

La comunidad en la que Maradona dejó un vacío, hará con el lenguaje una trama, un mito que la consolidará como tal.


Adelfa Jozami

Psicoanalista

30/11/2020

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